martes, 16 de marzo de 2010

LA HUACA SAN PEDRO Y EL “SEÑOR DE LA PESCA”


HUACA SAN PEDRO, PASADO Y PRESENTE

El Santuario del Complejo Arqueológico “Monte de Chimbote” ha sido confinado a su mínima expresión, debido a la expansión urbana por el crecimiento poblacional y a la incomprensión de las autoridades durante muchos años. La destrucción es eminente e irreversible porque hemos perdido realmente una gran parte de la historia del sitio, pero que, todavía estamos a tiempo de recuperar lo que ha quedado, gracias a la intervención de las autoridades ediles, regionales, empresas privadas y sociedad civil.

Es insólito comprender que un templo mochica, sede principal del culto del valle del Santa, hace 1700 años aproximadamente, haya sido invadido y destruido seria y dramáticamente con el desmantelamiento parcial de su arquitectura y el uso inadecuado de nuestro patrimonio cultural para la construcción de juegos recreativos con base de concreto sobre la cima de la pirámide o edificio principal y una cancha de futbol con graderías sobre la plaza ceremonial. Que decir, también, de la construcción de una escuela sobre las bases de la plaza ceremonial, ocurrido después del terremoto de 1970, que posteriormente en 1976-77 felizmente fue reubicada con un grupo de familias gracias a un plano de lotización elaborada por la Municipalidad Provincial del Santa y ORDEZA. Sin embargo, es también reconocible la preocupación y esfuerzo por la conservación del monumento, aunque fallidas, realizadas hace muchos años por personas como el ex regidor de la Municipalidad Provincial del Santa, Sr. Víctor Unyén Velezmoro (1976); el Ing. Guillermo Quintanilla Alarcón, Director del Ministerio de Industria (1983); y el Dr. Lorenzo Samaniego Román (1996).

El 17 de mayo del 2000, mediante Resolución Directoral Nacional N 564 - INC, este monumento ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación, estableciéndose nuevos límites para que COFROPI entregara los títulos de posesión a los pobladores del entorno al conjunto arqueológico. Aunque tardíamente se han dado algunas gestiones, es necesario indicar que todavía esa población y las autoridades tienen una buena intención de recuperarla de su abandono.

Han pasado ya muchos años y hoy nuevamente se reafirma la preocupación por salvar el monumento, gracias a la desinteresada gestión de Juan Alberto Jorge Estrada, neto chimbotano, quien se encarga de organizar a la sociedad Civil con campañas de identidad, sensibilización y motivación, gracias, por ahora, al apoyo convincente de la Sra. Victoria Espinoza alcaldesa de la Municipalidad Provincial del Santa. El municipio ha emprendido el compromiso de construir un cerco perimétrico para la protección del monumento como paso inicial y fundamental, antes del desarrollo de un programa de Investigación arqueológica, Conservación y Puesta en Valor, que genere cierta sostenibilidad y desarrollo turístico del sitio y alrededores, experiencia que ya se viene trabajando en lo que estamos llamando “La Ruta Moche”. El compromiso es no solo poner en valor el monumento, sino también, es necesario poner en valor a la población que vive en los alrededores, que permita mejorar su calidad de vida, y la llave está en el turismo sostenido y responsable, esto es también tarea de todos. Como dice Jorge Estrada, alentemos el “desarrollo turístico contra la pobreza y exclusión social”.

HUACA SAN PEDRO, CENTRO CEREMONIAL MOCHICA

No hay antecedentes de Investigaciones arqueológicas en la Huaca San Pedro, solo hay algunas menciones sobre el conjunto y su entorno, conferidas por algunos investigadores que pasaron por el sitio, quienes ofrecieron escuetas descripciones sobre el área, más no sobre el sitio en particular (Tello1956:; Kosok 1965; Wilson 1988, por citar los adecuados).

Nuestra observación de la Huaca San Pedro, a partir de una fotografía satelital, nos ayuda a definir la forma de la construcción mochica, a pesar de su fuerte destrucción de sus sectores colindantes o áreas anexas. Se registra en planta un volumen elevado de adobe de aproximadamente 10 metros de altura, de forma cuadrangular, que viene a ser el edificio principal del templo mochica, al cual se une una plataforma rectangular con eje de orientación Noreste, que sería la plaza ceremonial. Este modelo de pirámide trunca y plaza delantera, corresponde a los componentes arquitectónicos de los templos principales mochicas que se ubican en los valles del norte, que también se orientan hacia el noreste, con ligeras variaciones o inclinación hacia el este. Se puede deducir que la Huaca San Pedro, ingresa dentro de un modelo de pirámide correspondiente al territorio Mochica del Sur, desde el valle de Jequetepeque hasta el valle de Nepeña, siendo conocidos las huacas Dos Cabezas en el valle de Jequetepeque, la Huaca Cao Viejo en el valle de Chicama, La Huaca de la Luna en el valle de Moche y la Huaca Pañamarca en el valle de Nepeña (Franco 1998; Franco Et. al 1994, 2003).

Las excavaciones que se realizarán en un futuro próximo, en este santuario del valle del Santa, que tuvo mucho auge quizás en los periodos tardíos de la ocupación mochica (Siglos II-VIII D.C.), deberán comprobar nuestras presunciones anteriores, entre otros hallazgos. Seguramente, en su frontis principal deben todavía existir decoraciones murales polícromas, como las que tienen todas las construcciones anteriormente mencionadas, donde lucen fachadas impresionantes con representaciones de contenido mágico-religioso en alto relieve y policromadas, como se pueden ver ahora en la huaca de la Luna y la Huaca Cao Viejo. Pienso que esta estructura ceremonial debe dar muchas luces en el futuro sobre su historia, su secuencia arquitectónica, sus espacios ceremoniales, sus contextos funerarios y sus reliquias que todavía están enterrados con la tierra de los siglos.

EL SEÑOR DE LA PESCA Y SU COMPRENSIÓN ARQUEOLÓGICA

Gracias al llamado del economista Juan Alberto Jorge Estrada, tuve la oportunidad de examinar este invalorable fragmento de cerámica en miniatura, recuperada por el señor Anastasio Giraldo Zúñiga y la Comunidad Indígena de Chimbote y Coishco, a inicios del 2007 cuando se realizaban el cambio de colectores frente a su casa en el A. H. Dos de Junio y al actual Camposanto “Divino Maestro”, que se ubica a 500 mts aproximadamente de la Huaca San Pedro. Su puesta en valor y recuperación del olvido fue realizado por el economista Juan Alberto Jorge Estrada, quién por razones de fortalecer la identidad de Chimbote y sensibilizar a la población, asume un concepto real de este fragmento de cerámica antes que un mito. Considero que la revaloración de la imagen de esta pieza en miniatura debería ser asumida por la población chimbotana en aras de fortalecer su identidad. Las razones las explicaré en los siguientes párrafos, para tener un criterio correcto sobre su importancia y no dejar espacio para muchas dudas o disquisiciones empíricas de algunos investigadores.

En principio, se puede indicar que el fragmento de cerámica tiene una hechura simple en arcilla quemada, obviamente no es de fino acabado. Una observación más precisa nos conduce a discernir que se trata del ornamento figurado en alto relieve aplicado al cuello de un cántaro o vasija ceremonial, que al parecer fue quebrado intencionalmente. El fragmento tiene 10 cms. de altura por 5 cms. de ancho y 3 cms. de espesor. Está caracterizado por un ser sobrenatural de pie que tiene como emblema principal un tocado hemisférico sobre la cabeza, que posiblemente simboliza la luna, con un adorno sobresaliente en la frente, de un jaguar con garras laterales. Cuelgan de sus orejas aretes en forma de cabezas felínicas. Su rostro con arrugas y colmillos es de carácter felínico, de mirada penetrante. Lleva en el cuerpo un Unku o vestido que remata en flecos aserrados que llegan hasta la altura de la cintura y un collar de cuatro pequeños discos. Con la mano izquierda, sujeta un escudo circular y con la mano derecha coge una porra que atraviesa su cuerpo en forma diagonal. Penden de la cintura, hacia ambos lados, dos cabezas de peces.

Hay muchos aspectos que se pueden definir sobre la forma y el carácter del fragmento. Primero, se trata en esencia, de la imagen parada y de frente de la divinidad principal mochica, bautizada por Rafael Larco Hoyle como “Aiapaec” y ahora conocido por los investigadores como el “Dios de la montaña” o el Decapitador, por poseer en la mano derecha un cuchillo ceremonial o Tumi, etc. Como comparación, en otras versiones iconográficas o escultóricas, este ser tiene atributos diversos, como por ejemplo, a veces es un ser con cinturón de serpientes (PACS), otras veces es un ser sobrenatural que combate con monstruos marinos, o algunas veces es sujetado por cormoranes. Sin embargo, esta representación que merece nuestro estudio, tiene algo en particular que no habíamos visto antes en cerámica, salvo el hallazgo de un ser divino con cordeles y peces que penden de su cuello y al parecer también de su cintura, encontrado en un mural del frontis principal de la Huaca de la Luna, es el cinturón de peces en vez de serpientes, como se acostumbra ver en las representaciones mochicas. Este atributo especial de cinturón de peces, permite establecer, junto a los otros emblemas lunares que le acompañan, que este ser se asocia con el mar, denominado NI en lengua muchick. Por este motivo y por sus elementos vinculantes, nace la identidad de esta imagen como “El Señor de la Pesca”, como una manera de realzar su identidad. Podría decirse también “Señor del Mar”, y quizás muchas denominaciones, pero que en esencia es la divinidad principal mochica. La porra y el escudo de este ser, representan símbolos de poder. La porra equivocadamente solo se ha visto siempre como un arma de combate, quizás también el escudo, sin embargo, son elementos de mucho poder y protección dentro del mundo mágico-religioso o cosmovisión prehispánica, con un profundo significado que todavía no estamos en condiciones de comprender. La Señora de Cao tenía porras como símbolos de poder, pero no era necesariamente guerrera, sino gobernanta. El caracterizado “Dios de las Montañas” representado en cerámica coge una porra entre sus manos; entonces, no necesariamente estamos hablando de hombres o guerreros con máscaras, que portan porras o escudos, que es poco probable, sino de Divinidades. Hasta donde se conoce, no se han encontrado en los contextos funerarios máscaras de los mismos personajes que se enterraron con atributos de la divinidad mochica.

La confección burda del fragmento de cerámica, no afecta en nada su significado, porque la imagen de la divinidad principal de cualquier civilización puede estar reflejada en las vajillas más sencillas de la población, como en las vajillas más suntuosas de la Clase de Poder. No olvidemos que en la tumba del Señor de Sipán se colocaron cientos de vasijas burdas dentro de su tumba, así como ocurrió con la tumba de la Señora de Cao, donde se encontraron también vasijas de confección burda.

Para finalizar, quiero plantear unos cuestionamientos, que seguramente deben demostrarse con las excavaciones futuras en este importante santuario mochica. La divinidad mochica “Señor de la Pesca” o “Señor del Mar” en su versión regional fue venerada en la Huaca San Pedro. Las evidencias de sacrificios humanos, ofrendas, entierros de los sacerdotes u oficiantes que tuvieron a su cargo el templo estarán enterrados dentro de la estructura ceremonial.

Deidad Moche con diversos atributos de acuerdo a sus espacios territoriales

Museo Cao y Museo de la Nación: Dios de las Montañas, Ser Supremo con características felínicas, símbolo de la fertilidad.

MAS DEL “SEÑOR DE LA PESCA”

Identidad Mistica de Chimbote Moche

Juan Alberto Jorge Estrada

Centro del Emprendimiento ALESPE

El hombre desde su creación se relaciona con la naturaleza, por que así lo dispuso un Poder Superior, por ello esta relación estuvo ligada a nuestras culturas ancestrales y en general en el mundo, o sea en la fusión mística entre hombre, naturaleza y Poder Superior; como las imágenes mostradas, generalmente de acuerdo a sus espacios territoriales o valles como indica el arqueólogo Régulo Franco Jordán. Obviamente que nuestro espacio territorial esta centrado en el mar. Estas representaciones indican la bondad marina, que Dios nos prodigo ancestralmente hasta nuestros días. Se explica esto porque Dios bendijo con bienes y espacios naturales en cada territorio, para satisfacer sus necesidades básicas alimenticias, que se conjugaban con talentos que dotó a los hombres para algunas actividades, en este caso de pesca. Nuestros ancestros guiados por su Poder Superior (el Dios de su entendimiento) recibian mensajes divinos para obtener bendiciones, lo que les permitía estar alertas de las acechanzas malignas en sus sociedades. Para tratar de interpretar esos mensajes, dejaron como legado su arte cerámico.

El más conocido legado cultural de los Mochicas es su cerámica, generalmente depositada como preciosa ofrenda para los muertos. Los Mochica desarrollaron en su cerámica dos grandes vertientes: pintura y escultura. Junto a la famosa plástica mochica, que asombra por la expresividad de sus "retratos" de arcilla: divinidad, hombres, animales, plantas y complejas escenas que fueron representadas por sus artistas. Plasmaron el entorno de su mundo cultural y religioso que constituye el mejor documento y testimonio. El tamaño y proporción de los actores señalan su rango e importancia en la escena. Los estudios recientes dejan en claro que el arte Mochica graficó únicamente imágenes y escenas significativas referidas a eventos, temas ceremoniales constantes y relatos que reflejan su concepción del mundo.'

Dios, Deidad, Poder Superior, Ser Supremo o Señor, da sabiduría, el hombre es el que realiza con creatividad sus acciones. Lo más importante es que estamos dando a conocer la Identidad Mistica de nuestros ancestros que enarbolaron sabiamente sus principios espirituales, incluso en su concepción de la Dualidad (hombre – mujer, positivo – negativo, luna – sol, oro – plata, bien - mal, vida – muerte) y que esta plasmado en los geoglifos en las Pampas del Silencio o Monte Sagrado en Vinzos.

La segunda imagen, es otro elemento que simboliza al “Señor de la Pesca” y tiene una representación más especifica con la actividad y elementos marinos, como en la primera imagen. En este caso, se trata de un ceramio mejor trabajado y decorado, ya no de un fragmento. Simbolizando a la Deidad Mochica con el rostro y el tocado semicircular, siempre con la imagen del felino, que dignifica el Poder Superior (interpretación de su Concepción de la Creación del Mundo, por el Dios de su entendimiento); con una valva de concha de abanico como espaldar, un cordel en las manos dirigida a la boca de un pez y lo más interesante en esta imagen es la presencia nuevamente de dos cabezas de peces colgados hacia abajo, en esta oportunidad de orejeras. Dios es Espiritu por lo tanto incorporeo, no tiene sexo; nuestros ancestros solo lo simbolizaron, en este caso en medio cuerpo y en actividad de pesca, que generalizariamos como masculino. Elemento vinculante que llamo la atención de algunos cientificos, como el Arqueologo Régulo Franco Jordán de la Fundación Wiese quien se intereso en su estudio. Con el tercer icono vinculante se muestra la imagen y representación humana de dos pescadores chimbotanos moches y un sacerdote guerrero, en actitud de fe y gratitud, brindando ofrenda en el mar por la bendición de prosperidad. Estos inconos son parte de una colección donada por Tomás Anticona Blas al INC en Chimbote.

SEÑOR DE LA PESCA

Patrimonio Cultural de la Nación,

Asimismo con los ceramios retratos que según Régulo Franco afirma de que se trata de un dignatario mochica y en el otro caso se trata de una maestra curandera por los atributos que tiene, (la que hemos bautizado como la “Mamacha” Chimbotana), con caracteristicas de intercesora ungida para liberación y sanación. Franco manifiesta que ambos son moche IV o moche tardio. Estos ceramios fueron encontrados en un entierro a 200 mts. aproximadamente de la Huaca San Pedro, cuando se realizaban el cambio de colectores este año. Por razones técnicas y de seguridad, no se daran más detalles hasta que se ejecute el Proyecto Arqueologico Social, pero que serán puestos en Valor proximamente con la Sala de Exhibición “Señor de la Pesca” en el Club de la Juventud frente a la Huaca San Pedro.

Imagen del Dignatario y la Curandera

Encontrados cerca al Santuario de la Huaca San Pedro en agosto del 2009. El Dignatario lleva un ornamento con el emblema felínico, parecido al de oro exhibido en el Museo del BCR (imagen derecha)

Fotos: Juan Alberto Jorge Estrada, Régulo Franco Jordán, David Mertz y Andrés Torres Parodi

Fundación Wiese - Régulo Franco Jordán


jueves, 19 de noviembre de 2009

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